Los romanos tenían en sus cuarteles unas termas presididas por la siglas SPA (Salutem Per Acquam), es decir, salud por medio del agua. Decían que la hidroterapia sanaba antes a los soldados heridos y los hacía más combativos. A los profesionales que acuden ahora a los SPA, tan de moda, más bien les ayuda a olvidarse de la enfermedad que les deja la competitividad en la que se mueven: el estrés. En el agua, encuentran la mejor medicina: hidrata, relaja y ayuda a desintoxicarse. El agua les permite tener un buen aspecto físico y mantenerse sanos.
Los SPA, los balnearios del siglo XXI, han empezado a utilizarse para tratar algunas enfermedades, y sin salir de la ciudad. La última aplicación tiene que ver con el párkinson. La dificultad de movimientos. la rigidez, los dolores y los problemas de habla que suelen tener los enfermos se palian en la piscina.
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