Ejercicio físico y dolor de espalda

Salvo en los primeros días de un episodio agudo, la práctica regular de ejercicio físico es una de las mejores medidas terapéuticas y tiene un importante papel preventivo. A los siete o diez días, cuando el dolor intenso haya cedido, el paciente ya puede realizar ejercicios. Se puede empezar a caminar y/o a nadar durante tiempos muy cortos (tres o cinco minutos por sesión) para ir aumentando progresivamente hasta llegar a los 20 o 30 minutos diarios, tres veces por semana.

Si es necesario, se puede recurrir al uso de analgésicos para reducir posibles molestias. En la lumbalgia aguda no se aconseja realizar ejercicios específicos de espalda. La actividad física aeróbica (caminar, correr, bicicleta, natación) y los ejercicios de columna realizados de forma regular protegen frente a las recaídas y disminuyen la intensidad de los nuevos episodios de dolor.

Igualmente son beneficiosos en los casos de lumbalgia crónica. Son particularmente recomendables los estiramientos y los movimientos del método Pilates para potenciar la musculatura flexora, extensora, abdominal y pélvica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario