Una caminata al aire libre puede convertirse en una especie de meditación móvil.
Respire correctamente y lleve un ritmo. Sienta el viento, el sol, la niebla, o incluso los rayos de luz pegando contra su cara. Mire al cielo, a los árboles, a los edificios, a los pájaros...
Tenga en cuanta su postura. Lo ideal sería que su cuerpo tenga una combinación de relajación y entereza. Disfrute del momento que es sólo suyo y de su mente.
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