Por supuesto que las posturas cotidianas influyen en el dolor de espalda. Esencialmente, pueden obligar a la musculatura a hacer esfuerzos excesivos, o aumentar la carga que soporta la columna vertebral hasta desgastarla o lesionarla.
Por ejemplo, el mantenerse mucho tiempo sentado es uno de los factores que aumentan el riesgo de padecer dolores de espalda.
En todo caso, cuánto más potente, simétrica y entrenada esté la musculatura, menor será el riesgo de padecer dolor de espalda.
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