El
bruxismo es el
hábito de apretar inconscientemente los dientes, incluso hacerlos rechinar, principalmente cuando se duerme. Suele ser agresivo, repetitivo o continuo. No sólo provoca el desgaste en los dientes, dolor de cabeza y mándibula, con chasquidos, sino que también puede ocasionar
fuertes contracturas cervicales.
La
tensión emocional es la causa más común atribuible al bruxismo.
En algunos casos es necesaria la colocación de una de
férula de descarga, para impedir la lesión permanente y afección de los dientes. Aunque, algunas veces, el bruxista continua apretando contra la férula, llegando incluso a romperla.
Existen diferentes
tratamientos fisioterapéuticos y osteopáticos dirigidos exclusivamente a esta patología, orientados a disminuir la tensión muscular y los dolores, con técnicas de
osteopatía craneal, tratamiento miofascial, tratamiento de puntos gatillo, tratamiento de las cervicales y de la musculatura orofacial.
Es importante practicar
ejercicios de relajación, para reducir los niveles de estrés y reducir así el bruxismo.
Para
relajar la mandíbula cuando uno es consciente de que está en tensión, colocar la punta de la lengua en el paladar, justo detrás de los dientes.
Con
la presión en los puntos situados entre la sién y el pómulo de la cara antes de irnos a la cama, mejoraremos el bruxismo.
Para aliviar el dolor, es beneficioso aplicar
calor húmedo en los músculos de la mandíbula inflamados.
Hay que evitar morderse
las uñas, mascar chicle o comer pipas, ya que estos hábitos
estimulan y estresan a la musculatura de la masticación.