Al sufrir un impacto, el cuello realiza un movimiento muy brusco de extensión, lo que da origen a un esguince de cuello. Este efecto es comúnmente conocido como latigazo cervical.
En estos casos, no hay peligro grave para la persona, pero sí que sufrirá un dolor agudo y prolongado en la zona. La rotura fibrilar del músculo puede ser origen de una lesión grave y tras sufrir un latigazo cervical se debe consultar un especialista. Para prevenir este daño se debe colocar de forma idónea el reposa cabezas del asiento de manera que al sufrir un accidente, el reposacabezas absorba gran parte del impacto y reduzca la longitud de la extensión del cuello.
Una vez sufrido el latigazo vertical, es frecuente la inmovilización del cuello del paciente a través de un collarín y por la administración de antiinflamatorios. A ello hay que añadir un periodo de reposo que suele ser de dos semanas, y después se tiende a un tratamiento de fisioterapia para fortalecer muscularmente el cuello y los hombros.