El aparente sencillo acto de caminar, por ejemplo, implica un complejísimo proceso de coordinación neuro-muscular. Podemos estudiar en anatomía el funcionamiento de tal o cual músculo, analizarlo finamente; pero no entenderemos nada si no alcanzamos una visión sintética, aquella que ve la interrelación de los músculos entre sí para lograr realizar una función corporal.
Los músculos están organizados. Su organización adopta la forma de cadena muscular. Cuando actuamos sobre un eslabón, todos los demás eslabones de la cadena se ven afectados.
Si sólo nos fijamos y tratamos terapéuticamente la zona en la que aparece el síntoma: dolor, deformación, torsión, etc., sólo logramos un alivio provisional. Mientras la causa del síntoma esté en otro lugar de la cadena muscular y no seamos capaces de hacerla desaparecer, el síntoma, la patología, no desaparecerá. Esta es la razón por la que un buen número de terapias corporales son ineficaces: carecen de la necesaria visión global de la dinámica muscular.
Si sólo nos fijamos y tratamos terapéuticamente la zona en la que aparece el síntoma: dolor, deformación, torsión, etc., sólo logramos un alivio provisional. Mientras la causa del síntoma esté en otro lugar de la cadena muscular y no seamos capaces de hacerla desaparecer, el síntoma, la patología, no desaparecerá. Esta es la razón por la que un buen número de terapias corporales son ineficaces: carecen de la necesaria visión global de la dinámica muscular.