Los síntomas más frecuentes son las molestias en músculos y articulaciones, sobre todo afectando a los miembros inferiores. Son frecuentes las torceduras de tobillo, así como los tortícolis de repetición. La hiperlaxitud ligamentosa de la rodilla predispone para padecer artrosis de la misma.
Las luxaciones (huesos que se salen de su sitio) son más frecuentes en hombros, e incluso en las articulaciones mandibulares. Las lumbalgias son comunes y pueden acompañarse de defectos en la columna como la escoliosis. Las alteraciones en la estática del pie como los “pies planos” se presentan con frecuencia.
Aunque no puede curarse, sí que pueden ir disminuyendo la aparición de los síntomas si se aplican una serie de medidas:
- Potenciar la musculatura para favorecer la reducción de la hipermovilidad articular (ejercicios isométricos). El ejercicio debe ser muy suave y sin forzar las articulaciones. El método Pilates, el Yoga o la natación, que no requieran esfuerzos importantes, son recomendables.
- Evitar el sobrepeso, ya que puede influir en la aparición y agravamiento de las molestias por la sobrecarga de las articulaciones.
- Evitar cargar con pesos excesivos ya que producirá molestias en rodillas y tobillos, así como en columna.
- Evitar el sedentarismo.
- El estrés también puede empeorar el cuadro. Es importante descansar lo suficiente y dormir bien. Es bueno aprender técnicas de relajación.
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