Las mujeres embarazadas pueden practicar este deporte durante el primer trimestre si han mantenido el entrenamiento previo al embarazo, pero no quienes comienzan en los primeros tres meses.
En el segundo y el tercer trimestre, todas las mujeres pueden practicar Pilates, tanto de suelo como en máquinas, siempre que estén supervisadas por un profesional que adaptará los ejercicios más adecuados para su estado.
No podrán practicar pilates las embarazadas que sufran de:
• Hipertensión inducida por el embarazo o mal controlada
• Rotura prematura de membranas
• Trabajo de parto prematuro
• Incompetencia del cuello uterino o abortos habituales
• Sangrado (de cualquier tipo)
• Placenta previa
• Retraso de crecimiento intrauterino
• Diabetes materna
• Enfermedad cardiaca materna
• Enfermedad pulmonar restrictiva
El médico será quien evalúe si la embarazada puede realizar ejercicio físico en el caso de padecer: Hipotiroidismo o hipertiroidismo, neumopatías agudas, anemia, infección sistémica, fatiga extrema, molestias o dolor músculo-esquelético, diástasis abdominal, contracciones uterinas u obesidad excesiva.
En todos los casos, aún en ausencia de contraindicaciones, recomendamos la practica de ejercicios bajo supervisión profesional. En el caso específico de Pilates, la asistencia inadecuada por falta de experiencia o desconocimiento de la fisiología y cambios asociados al embarazo normal y patológico, puede implicar serios riesgos para la salud materna y fetal.
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