Se aconseja comenzar los ejercicios de Pilates pasadas 6 u 8 semanas del parto, siempre que éste haya sido vaginal y el médico de su aprobación. Si has dado a luz por cesárea, conviene esperar al menos 10 semanas y el ginecólogo también tendrá que dar su visto bueno.
En este tipo de clases, se trabajan las zonas que más cambios han sufrido a nivel postural en el embarazo (especialmente la columna vertebral, que tiene que reubicarse, la pelvis y la cintura escapular) y puedes realizarlos durante 20 minutos, tres o cuatro veces por semana.
Lo ideal es entrar en contacto con el método en un centro especializado, ya que cuentan con monitores y se ofrecen clases individualizadas y que combines estos ejercicios con una alimentación sana y equilibrada (de unas 2.200 calorías diarias) y con algo de ejercicio aeróbico.
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