La respiración es un mecanismo que                              puede ser automático o consciente. Cuando es                               automático sobrevives, continuas viviendo  sin                              darte cuenta. Cuando la respiración pasa a                              ser consciente, te das cuenta de que estás                              vivo, presente, consciente.
 La respiración tiene todo tipo de efectos fisiológicos en el cuerpo.  Se puede ayudar a relajar y alimentar a partes específicas del cuerpo,  dar un mayor control sobre el sistema nervioso y, a menudo desempeña un  papel importante en las curaciones milagrosas.
Sentado en una silla o apoyados en la pared, con la espalda muy recta, cierra los ojos y respira tranquilamente. Observa cómo es tu respiración, agitada o serena, cortada o profunda, regular o irregular. Cierra los ojos y concéntrate en el recorrido del aire en tu interior, cómo entra y cómo lo expulsas. Respira tres veces llenando el abdomen y el pecho. Expulsa el aire cada vez más despacio. Por último, abre los ojos y mueve los hombros hacia atrás. 
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