Paso 1. Recuéstate en el suelo, cómodamente. Apoya toda tu espalda en el suelo, acomodándote de modo que todas las vértebras de tu columna se encuentren apoyadas. Puedes flexionar las rodillas y poco a poco ir graduando el ángulo de apertura para que tu postura sea más cómoda.
Paso 2. Respira profunda y lentamente, relajándote progresivamente. Piensa en algo agradable que recuerdes. Puedes pensar en un familiar o amigo con el que te guste pasar el rato, en algún lugar que disfrutas, lejos de tu casa y de tu trabajo, etc.
Paso 3. Luego de haber alcanzado un estado medio de relajación, imagina que con tu mente puedes controlar un pincel. Imagina que a tu lado, además, tienes un recipiente con un líquido sanador, con el cual, aplicándolo, curarás todos los problemas posibles.
Paso 4. Luego imagina que mueves ese pincel hacia tus pies, y suavemente “pintas” sus plantas. Siente cómo se mueven los pelos del pincel, haciéndote cosquillas. Luego, de la misma manera, recorre el resto de cuerpo, buscando, de manera muy suave y natural, un estado de relajación más profunda.
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