El ejercicio físico realizado de forma controlada, gradual y progresiva, activa el metabolismo pasivo del disco intervertebral y del tejido blando manteniendo así la función de los discos, músculos, ligamentos y articulaciones.
El efecto del ejercicio regular es:
- Evitar rigidez y debilidad.
- Minimizar recaídas de episodios de dolor.
- Reducir intensidad y duración de posibles episodios de dolor en el futuro.
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