Una hernia discal precisa intervención quirúrgica cuando produce déficits neurológicos como trastornos de sensibilidad, desaparición de reflejos y paresis de grupos musculares en auge. Por otra parte, el dolor extremo que no cesa ante ninguna medicación puede ser indicación para la intervención.
En el 80% de los casos, una rehabilitación bien programada y controlada puede solucionar el problema. Para ello, se deben usar métodos seguros y eficaces como la potenciación muscular selectiva. Porque los músculos fuertes protegen y estabilizan la columna, reducen los impactos externos permitiendo así la reducción de la hernia y la curación de la lesión.
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